Desde que se produjera el auge de la prótesis dental fija (puentes y coronas), hace ya más de 30 años, son cada vez más las personas que acuden a las consultas dentales portadoras de este tipo de tratamientos, y la experiencia nos dice que la mayoría de ellas no saben ni qué tipo de material las constituyen, ni que precauciones se deben tomar para prolongar la longevidad y estética de estas prótesis.

¿Qué son las prótesis fijas?

Llamamos prótesis fijas a aquellas prótesis diseñadas para restaurar los dientes dañados o perdidos de manera fija (el paciente no las puede retirar de la boca), manteniéndose en boca cementadas (pegadas), sobre unos dientes pilares (propios del paciente).

Entre ellas encontramos las coronas (fundas), destinadas a restaurar un solo diente, y los puentes (dos o más fundas juntas), destinados a reemplazar uno o varios dientes perdidos apoyándose sobre dientes pilares (dientes sanos que el paciente mantiene en boca).

De manera más vanguardista y novedosa, tenemos las carillas y las incrustaciones, pero estas dos modalidades las trataremos en posteriores artículos.

¿De qué están hechas nuestras prótesis fijas?

Tradicionalmente nuestras prótesis fijas se han constituido de cerámica (porcelana), montada sobre una base de metal colado que le confiere la resistencia (cromo-níquel o cromo-cobalto). Estas prótesis han funcionado y lo siguen haciendo muy bien, aunque tienen el inconveniente de que por el tiempo la encía puede retraerse (subirse), dejando al descubierto un antiestético ribete negro por el metal de abajo.

Este problemas ha sido solucionado gracias a la llegada del óxido de Circonio y el Disilicato de Litio, dos materiales novedosos, muy resistentes, y de color blanco, que nos han permitido reemplazar la aleación metálica (negra), evitando ese tipo de problemas estéticos que pueden aparecer en un futuro. Se trata por tanto de unas restauraciones más costosas económicamente, pero mucho más duraderas estéticamente hablando, y que por otra parte no están coladas como ocurría en el metal, sino fresadas a partir de un bloque, por lo que su ajuste es mucho mejor, evitando la filtración de bacterias al diente subyacente. En definitiva, han significado un gran salto en lo que a calidad de tratamiento se refiere.

En resumen, como paciente, se sabedor de que tipo de prótesis vas a ponerte, exige calidad y no te conformes con cualquier cosa, vuestra boca lo va a agradecer. En próximas ediciones, trataremos que tipo de medidas se deben tomar para mantener en correctas condiciones nuestras prótesis fijas.

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